De acuerdo con la especialista Teresa Raventós (2008), las actitudes que la familia ha de adoptar ante un trastorno de la conducta alimenticia en el seno del sistema familiar serán diferentes en cada familia, si bien podrían resumirse en:
Aceptar la enfermedad
La familia ha de conocer la relevancia del problema. Ha de aceptar que tiene una hija con un trastorno psicológico importante. Para ello es importante que el terapéuta abra un diálogo sobre los síntomas que ellos han observado, ponerlos sobre la mesa y ayudarles a ver que son signos de alerta importante.
Provocar que la persona afectada pida ayuda
A menudo la familia pide ayuda, sin tener claro que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado. El terapéuta ha de mostrar a la familia que es imprescindible implicar a la persona afectada y facilitarle herramientas para hacerlo. Los padres no son lo responsables de la curación de su hija
Separarse – Diferenciarse
A menudo la familia está tan atrapada por el problema de su hijo que forma parte del propio problema. Los padres han de aprender a diferenciarse, a poner distancia de la parte enferma de su hijo. Han de tener su propia vida, independientemente de la evolución de su hijo.
Responsabilizar a la persona afectada de su curación
La familia ha de fomentar que la persona afectada se responsabilice de su enfermedad. Es imprescindible que se implique en su curación. El terapéuta puede ayudar a los familiares a descubrir que las afectadas necesitan la oportunidad de ser responsables e independientes, ayudarles a fomentar su autonomía
Colaborar en el tratamiento
La familia ha de colaborar con el equipo de profesionales que conducen el tratamiento cumpliendo las pautas marcadas por el terapeuta y manteniendo la credibilidad del terapeuta cuando la persona afectada lo pone en duda y quiere abandonar.
Creer en la persona que sufre el trastorno, fomentar la esperanza
La familia ha de fomentar esperanza, es decir, ha de mostrar a la persona afectada que cree en su capacidad de superación de la enfermedad. En estos momentos es básico tener al lado alguien que esté incondicionalmente a su lado, que crea en ellas y les muestre los progresos que han hecho a lo largo del proceso. En este proceso el terapeuta colaborará activamente dando soporte tanto a la paciente como al sistema familiar
Recuperar la relación
La familia ha de poder comunicarse con naturalidad en las otras áreas de su vida. Para ello el terapéuta puede enseñar a los padres a descubrir los aspectos sanos de su hijo y relacionarse con ella a partir de estos.
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Fuente: Raventos, T. (2008). Ponencia La visión y el trabajo asociativo con las familias. VIII Congreso Nacional de Asociaciones de Familiares y Enfermos de Trastornos Alimentarios. Barcelona, 24 y 25 de octubre de 2008